Nos sentimos felices, tranquilos y orgullosos de que nuestro hijo haga parte de la maravillosa familia Stanford. Un lugar mágico, con personal idóneo en cada perfil, instalaciones de ensueño, y el cariño y amor que se percibe en cada rincón. No nos queda más que darles las gracias por el maravill
el rector carlos alberto cano,lo tiene en decadencia.No conoce de etica,honestidad,disciplina,justicia y amor por la educacion.no acepta reclamos,no le importa hacer dano o destruir al alumno.es un palomino de la educacion sin dios ni ley.